Como cada semana, jubilados y organizaciones sociales se movilizaron frente al Congreso en reclamo por una recomposición de haberes. La protesta terminó con incidentes luego de que las fuerzas de seguridad activaran el protocolo antipiquete e intentaran impedir que los manifestantes rodearan el edificio legislativo. Hubo represión con gas pimienta y cuatro personas fueron detenidas.

El operativo, que involucró a efectivos de Prefectura, Policía Federal y la PSA, incluyó cortes de tránsito en Rivadavia y Callao, donde se concentraron los manifestantes. La policía avanzó con escudos para despejar la zona, lo que provocó empujones, caídas y varios heridos. Entre ellos, el sacerdote Paco Olivera fue momentáneamente detenido y luego liberado.

Desde el Movimiento de Trabajadores Excluidos denunciaron agresiones a sus integrantes, entre ellos Nicolás Caropresi, quien fue atendido en el Instituto Patria tras ser golpeado y expuesto a los gases. El dirigente Juan Grabois repudió la represión y apuntó contra el Gobierno por la escalada de violencia contra los sectores más vulnerables.

X de Juan Grabois

Los jubilados también criticaron con dureza a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. “Nos tiran al piso, nos pisan. Solo llevamos carteles, no armas”, dijo un manifestante de 73 años. La movilización contó con el apoyo de agrupaciones como el MST y el Polo Obrero, además de columnas de ATE que se encontraban reclamando en PAMI.

La marcha se inscribe en una serie de protestas semanales que buscan visibilizar el deterioro de las jubilaciones mínimas, actualmente de $366.481,75. Aunque esta vez no hubo presencia de barras como en episodios anteriores, la tensión sigue en aumento y la respuesta oficial continúa siendo la represión.