Manuel García-Mansilla presentó su renuncia al cargo de ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, luego de que el Senado rechazara su pliego y en medio de una medida cautelar que le impedía actuar como juez del Máximo Tribunal.

Su designación había quedado en la mira tras la resolución del juez federal Alejo Ramos Padilla, que le ordenaba abstenerse de ejercer funciones durante tres meses.

A pesar de que el Ejecutivo intentó respaldar el nombramiento al presentar un per saltum ante la Corte -a través de la Procuración del Tesoro-, el propio Gobierno aclaró que no buscaba sostener al candidato, sino "defender la constitucionalidad del proceso de designación".

García-Mansilla había asegurado que solo podía ser removido mediante juicio político. Sin embargo, ante el revés legislativo y el cuestionamiento judicial, optó finalmente por dejar el cargo.

De esta manera, la Corte seguirá funcionando con Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, quienes deberán solicitar la participación de conjueces si no logran reunir la mayoría en los distintos fallos que tienen en su poder.