El 29 de septiembre de 1976 el Ejército, la Policía Federal y la Gendarmería cercaron a un grupo de militantes de Montoneros que estaba reunidos en una casa en Corro 105, del barrio de Villa Luro, Buenos Aires. El conocido operativo de la calle Corro fue descomunal, tanto que se incendió una casa de la manzana. Entre los militantes que eran objeto de la operación, cinco murieron, entre ellos, María Victoria “Vicki” Walsh, la hija del periodista Rodolfo Walsh. Otros cuatro fueron secuestrados y llevados a centros clandestinos de detención.

Hoy, más de 45 años después, el juez federal Daniel Rafecas ordenó la detención de diez militares que formaron parte del operativo y cumplieron funciones en el Grupo de Artillería de Defensa Aérea (GADA) 101. Fueron identificados después de analizar sus legajos en el Ejército Argentino y a la luz de lo que testimoniaron los sobrevivientes, familiares de las víctimas y conscriptos. Las detenciones se realizaron a partir de las 6 de la mañana de este martes: nueve fueron detenidos por la sección Fugitivos de Interpol de la Policía Federal y el décimo, que no estaba en su casa al momento del allanamiento, se presentó esta mañana en la dependencia policial. 

Hacía un mes que la sección Fugitivos de Interpol venía trabajando en determinar los domicilios de los militares retirados. Héctor Eduardo Godoy, Gustavo Gilberto Tadeo, Danilo Antonio González, Abel Enrique Re, Carlos Alberto Orihuela, Ricardo Grisolía, Gustavo Antonio Montell, Hugo Eduardo Pochón, Guillermo César Viola y Domingo Armando Giordano serán indagados el miércoles 15 por Rafecas, quien deberá en un plazo de diez días resolver si los procesa. El juez dispuso que sean alojados en dependencias del Servicio Penitenciario Federal (SPF).

En el operativo de la calle Corro, las fuerzas conjuntas asesinaron a cuatro militantes: Alberto José Molina Benuzzi, Ignacio José Bertrán, Ismael Salame y José Carlos Coronel. Vicki Walsh se quitó la vida cuando no tenía otra opción más que la muerte frente al operativo brutal que habían desplegado las fuerzas conjuntas. El 28 de septiembre de 1976, Vicki cumplía 26 años y no encontró con quien dejar a su propia hija pequeña, Victoria María Costa, y la llevó con ella a la casa de la calle Corro, donde se reuniría la Secretaría Política de Montoneros. La niñita fue testigo de la masacre y después devuelta a la familia. "Nosotros morimos perseguidos, en la oscuridad. El verdadero cementerio es la memoria. Ahí te guardo, te acuno, te celebro y quizás te envidio, querida mía", le dedicó a su hija Rodolfo Walsh en "Carta a Vicki".

"Mi hija no estaba dispuesta a entregarse con vida. Era una decisión madurada, razonada. Conocía, por infinidad de testimonios, el trato que dispensan los militares y marinos a quienes tienen la desgracia de caer prisioneros: el despellejamiento en vida, la mutilación de miembros, la tortura sin límite en el tiempo ni en el método, que procura al mismo tiempo la degradación moral, la delación. Sabía perfectamente que en una guerra de esas características, el pecado no era no hablar, sino caer. Llevaba siempre encima una pastilla de cianuro, la misma con que se mató nuestro amigo Paco Urondo, con la que tantos otros han obtenido una última victoria sobre la barbarie”, escribió el periodista en la "Carta a mis amigos", tres meses después. En "Oración", María Moreno recoge distintos testimonios del hecho, entre ellos, el de un soldado: "Era flaquita, tenía el pelo corto y estaba en camisón. Empezó a hablarnos en voz alta pero muy tranquila. No recuerdo todo lo que dijo. Pero recuerdo la última frase; en realidad no me deja dormir. ‘Ustedes no nos matan –dijo–, nosotros elegimos morir’. Entonces ella y el hombre se llevaron la pistola a la sien y se mataron enfrente de todos”.

Las fuerzas de tareas se llevaron también a Lucy Matilde Gómez de Mainer, Juan Cristóbal Mainer, Maricel Marta Mainer y Ramón Alcides Baravalle, según reconstruyó el juzgado de Rafecas, que tiene a su cargo la investigación sobre los crímenes cometidos bajo jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército. Los militares deberán responder por los homicidios agravados de Molina Benuzzi, Salame, Coronel y Bertrán; por la tentativa de homicidio de Vicki y por los secuestros de los otros cuatro militantes.

Myriam Bregman, que representa como abogada, junto a Matías Aufieri, a Patricia Walsh –hermana de Vicki– y a Lucía Coronel –hija de José Carlos–, sostiene que el Batallón de Inteligencia 601 también tuvo intervención ese día en la calle Corro. “Años de lucha de familiares, organismos de derechos humanos y los miles que seguimos peleando contra la impunidad, consiguieron que luego de decenas de testimonios y producción de otras pruebas, se llegara a estas detenciones”, tuiteó la actual diputada.

Tweet de Myriam Bregman

Con información de Página 12