En Argentina, según el último Boletín de VIH del Ministerio de Salud, más del 98% de los casos de VIH provienen de contagios por relaciones sexuales sin preservativo. Por año se notifican un promedio de 4.800 nuevos casos y más del 30% se diagnostica en una etapa avanzada de la infección. Se estima que son 136.000 las personas que viven con el virus, aunque un 17% de ellas todavía no lo sabe y por eso no accede a ningún tratamiento y continúa esparciendo el virus. En cuanto a la transmisión perinatal, 4,6 de cada 100 bebés de personas gestantes con VIH nacen con el virus. 

Las cifras dan cuenta de la importancia de los testeos y de sostener los tratamientos, que en los últimos años se han simplificado mucho. En general, implican la toma de una o dos pastillas diarias que, prácticamente, no tienen efectos secundarios. Otro dato fundamental es que si una persona mantiene la carga viral indetectable por más de seis meses, no transmite el virus por vía sexual, por eso una de las consignas de la militancia seropositiva es "indetectable = intransmisible".

Dentro de los estudios actuales en torno al VIH, cobró relevancia el caso de una paciente -cuyo nombre permanece anónimo- que reside en Esperanza y contrajo el virus en 1996. Si bien estuvo en tratamiento durante 10 años con antirretrovirales, desde hace 12 años no toma medicación y hoy, a sus 56 años, mantiene la carga viral indetectable al igual que las personas que sí siguen el tratamiento. El caso fue presentado en distintos congresos y analizado en los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), y publicado recientemente por la revista especializada de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de EE.UU. (IDSA, por sus siglas en inglés).

La Dra. Isabel Cassetti, médica infectóloga y especialista en medicina interna, junto a la Dra. Analía Ureña sigue el caso desde 1996, cuando los tratamientos eran menos efectivos y acarreaban otros costos para la calidad de vida de las personas que vivían con el virus. “En esa época dábamos mucha cantidad de pastillas muy tóxicas y entonces ella nos propuso suspender el tratamiento porque notaba alteración de la grasa corporal, que se llama lipodistrofia, aumento de triglicéridos o colesterol. La adherencia era muy irregular”, recuerda Cassetti, en una entrevista publicada en CNN en español.

Luego de 10 años de tratamiento y habiendo logrado la carga viral indetectable, el equipo médico decidió realizar una suspensión programada de tratamiento- “que en aquella época se podía hacer. Hoy no se puede hacer, no está recomendado”, aclara Cassetti- para tratar los efectos colaterales de la medicación. Se suponía que al suspender el tratamiento la carga viral subiría, pero “desde esa suspensión hasta ahora ya lleva 12 años sin tratamiento antirretroviral y la carga viral no detectable", confirma Cassetti, quien hoy es la directora médica de Helios Salud, uno de los principales centros de infectología del país. La paciente incluso perdió anticuerpos, es decir que al realizarse las pruebas de VIH el resultado da negativo. 

Al realizarse estudios en NIH, encontraron restos de virus en una biopsia de ganglio y en la biopsia del cerebro. "En resumen: se trata de una remisión sostenida del virus o lo que se llama cura funcional. No es una verdadera cura real", explica la médica. La cura real es la que se da en las personas en las cuales no se encuentra rastro alguno del virus.

Casos excepcionales como el de la paciente de Esperanza sirven profundizar las investigaciones, pero más allá de eso, la profesional destaca que "hoy las personas no pueden suspender el tratamiento". "Al contrario, hay que testear más, tratar ni bien hagamos el diagnóstico y poner a todo el mundo en tratamiento, porque eso es bueno para la persona y para la comunidad. Carga viral no detectable significa menos transmisión a otros", afirma la especialista.