El fiscal federal Walter Rodríguez solicitó la elevación a juicio de tres empleados jerárquicos de la sucursal local del Banco Galicia, en el marco de la causa que investiga la estafa llevada adelante por Bolsafe Valores, que se calcula en $251.036.455,73, monto al cual arribó la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos, en perjuicio de 408 personas que habían depositado sus ahorros en esa empresa.

Lo que se le atribuye a estas personas es el blanqueo de los activos procedentes de este delito, por el cual fueron imputados Mario Rossini; Omar Rossini y María Mercedes Leiva como coautores;  y María Laura Valdez, Carolina Pavarín, Daniela Reatti, Patricia Berrino, María Lorena Molinas y Miriam Sabella como partícipes primarios.

Según el fiscal, esa organización "a partir de continuos y actos habituales de disposición llevados a cabo desde las sedes de las empresas Bolsafe Valores SA y BV Emprendimientos ubicadas en la ciudad de Santa Fe (utilizándose sus estructuras operativas y una red de estructuras afianzados en esta región del país, así como también medios de comunicación escritos, radiales y televisivos)" llevaron adelante "la captación de ahorros públicos e intermediación no autorizada en el mercado bursátil desarrollada por los imputados, agravada por el uso de medios de difusión masiva".

En ese sentido, le imputa a Fernando Gabriel Yah Yah, como oficial de empresas de la sucursal Santa Fe del Banco Galicia "haber puesto en circulación en el mercado, a través de transferencias y ventas de acciones y títulos y valores bienes provenientes del delito con la consecuencia posible de que adquieran la apariencia de un origen lícito". Yah Yah ocupó ese cargo entre julio de 2011 y diciembre de 2012. Le imputa lo mismo a Diego Waldemar Van de Velde, quien ocupó el mismo cargo entre marzo de 2006 y diciembre de 2012. Y también a Silvio Gómez, gerente de la sucursal entre enero de 2010 y diciembre de 2012. Yah Yah está imputado como autor, mientras que Van de Velde y Gómez como coautores.

"El simple cotejo por parte de quienes tenían un deber de contralor respecto al tipo de actividad que desarrollaba su cliente BV Emprendimientos SA, les hubiese permitido representarse que el flujo de títulos valores circularizado no se condecía con las actividades lícitas comprendidas en su objeto social y, sin embargo, no procedieron conforme se les reclama objetivamente a raíz del rol garante asumido", afirma el fiscal en su escrito.

¿Cómo fue la estafa?

Para los fiscales, Bolsafe Valores y BV Emprendimientos fueron “una planificación criminal orientada a defraudar el patrimonio de una inmensa e indeterminada cantidad de ahorristas a partir de una mecánica continuada de captación de activos”, que tenía como cara visible a Mario Rossini, pero que contó con la necesaria participación de las autoridades del Mercado de Valores del Litoral, organismo que debía controlar a esas dos empresas (principales operadoras de bolsa de la zona) y del Banco Galicia.

El Mercado de Valores del Litoral conocía de cerca cómo operaba Rossini, a tal punto que Bolsafe Valores nació comercialmente en el propio edificio del organismo que debía controlar sus operaciones. Es decir que el MVL estaba al tanto de estas irregularidades. Ese conocimiento quedó expuesto en la resolución 34/2006 del propio organismo, cuando luego de una auditoría “detectan” que Bolsafe Valores y BV Emprendimientos funcionaban en el mismo domicilio (San Jerónimo 2005), que existían “oficinas centrales de atención a los inversores” y que “allí se desarrollan entre otras actividades de su objeto social la operatoria de alquiler de títulos”.

Pero en lugar de exigirle a Rossini que finalice esa operatoria prohibida por ley, se intimó a Bolsafe Valores a que “adopte las medidas necesarias a los efectos de diferenciar su domicilio legal, fiscal y comercial de los de la sociedad BV Emprendimientos”. Los fiscales afirman que la “resolución demostró que a los directores del Mercado de Valores del Litoral sólo les interesaba desligarse de la posible responsabilidad futura que le pudiera caber frente a las irregularidades que realizaban las empresas de Rossini, más no proteger al público inversor”.

¿Cómo siguió operando Rossini a partir de esa resolución? Los inversores iban a las oficinas de Bolsafe Valores y allí los empleados les sugerían que se dirigieran a las oficinas de BV Emprendimientos, ubicada a tan solo 50 metros. Si algún inversor preguntaba el motivo, se le respondía que esa expansión se debía “al crecimiento de la empresa”. Si las preguntas eran más insistentes, se los tranquilizaba con la frase “es todo lo mismo, lo maneja Rossini”.

¿Cómo pudo sostenerse en el tiempo este tipo de operaciones? Según los fiscales, “el gran volumen operado le permitía a Rossini, con la intermediación de la cuenta comitente de BV Emprendimientos en el depositante Banco Galicia, reintegrarle a los clientes a su requerimiento títulos de la misma especie y en la misma cantidad que los que tenía, pero, en verdad, pertenecientes a otro cliente”. “Así pudo durante años mantener la confianza en la sociedad y permitir que el negocio fraudulento siguiera funcionando”, agregan.