El fallo por la causa Bolsafe Valores y BV Emprendimientos comenzó a las 9.30 en el Tribunal Oral Federal en lo Criminal de Santa Fe (Primera Junta y San Jerónimo) y estará a cargo de los jueces José María Escobar Cello, Luciano Lauría y German Sutter Scheider

La causa investiga la estafa llevada adelante por Bolsafe Valores, que se calcula en $251.036.455,73, monto al cual arribó la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos, en perjuicio de personas que habían depositado sus ahorros en esa empresa.

Los imputados son Mario Rossini; Omar Rossini y María Mercedes Leiva como coautores;  y María Laura Valdez, Carolina Pavarín, Daniela Reatti, Patricia Berrino, María Lorena Molinas y Miriam Sabella como partícipes primarios. A quienes se les atribuye el blanqueo de los activos procedentes de este delito.

Pasadas las 12.30, los jueces José María Escobar CelloLuciano Lauría y Germán Schutter Schneider confirmaron la condena de 15 años para Rossini, en calidad de autor del delito de "administración fraudulenta en 459 hechos, agravado por la utilización de medios masivos de comunicación".

La pena estableció además una multa equivalente a tres veces la operación realizada, es decir, de 753.109.367,19 pesos.

"La sentencia está dentro de los parámetros que esperábamos, pero nos conforma a medias porque la actuación de la Fiscalía estuvo lejos de la querella y pidió la absolución de personas cuya responsabilidad está comprobada", señaló al salir uno de los abogados defensores, Enrique Muller.

¿Cómo fue la estafa?

Para los fiscales, Bolsafe Valores y BV Emprendimientos fueron “una planificación criminal orientada a defraudar el patrimonio de una inmensa e indeterminada cantidad de ahorristas a partir de una mecánica continuada de captación de activos”, que tenía como cara visible a Mario Rossini, pero que contó con la necesaria participación de las autoridades del Mercado de Valores del Litoral, organismo que debía controlar a esas dos empresas (principales operadoras de bolsa de la zona) y del Banco Galicia.

El Mercado de Valores del Litoral conocía de cerca cómo operaba Rossini, a tal punto que Bolsafe Valores nació comercialmente en el propio edificio del organismo que debía controlar sus operaciones. Es decir que el MVL estaba al tanto de estas irregularidades. Ese conocimiento quedó expuesto en la resolución 34/2006 del propio organismo, cuando luego de una auditoría “detectan” que Bolsafe Valores y BV Emprendimientos funcionaban en el mismo domicilio (San Jerónimo 2005), que existían “oficinas centrales de atención a los inversores” y que “allí se desarrollan entre otras actividades de su objeto social la operatoria de alquiler de títulos”.

Pero en lugar de exigirle a Rossini que finalice esa operatoria prohibida por ley, se intimó a Bolsafe Valores a que “adopte las medidas necesarias a los efectos de diferenciar su domicilio legal, fiscal y comercial de los de la sociedad BV Emprendimientos”. Los fiscales afirman que la “resolución demostró que a los directores del Mercado de Valores del Litoral sólo les interesaba desligarse de la posible responsabilidad futura que le pudiera caber frente a las irregularidades que realizaban las empresas de Rossini, más no proteger al público inversor”.

¿Cómo siguió operando Rossini a partir de esa resolución? Los inversores iban a las oficinas de Bolsafe Valores y allí los empleados les sugerían que se dirigieran a las oficinas de BV Emprendimientos, ubicada a tan solo 50 metros. Si algún inversor preguntaba el motivo, se le respondía que esa expansión se debía “al crecimiento de la empresa”. Si las preguntas eran más insistentes, se los tranquilizaba con la frase “es todo lo mismo, lo maneja Rossini”.

¿Cómo pudo sostenerse en el tiempo este tipo de operaciones? Según los fiscales, “el gran volumen operado le permitía a Rossini, con la intermediación de la cuenta comitente de BV Emprendimientos en el depositante Banco Galicia, reintegrarle a los clientes a su requerimiento títulos de la misma especie y en la misma cantidad que los que tenía, pero, en verdad, pertenecientes a otro cliente”. “Así pudo durante años mantener la confianza en la sociedad y permitir que el negocio fraudulento siguiera funcionando”, agregan.

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