Por Facundo Borrego

La foto oficial de los integrantes del frente de frentes tiene a los socialistas en otro color. Es, sin dudas, de los once que conforman la alianza electoral, el que más costó convencer por el simple hecho de ser el de ideología más moderada, en contraste con algunos espacios conservadores y antiperonistas feroces. Posiblemente, se trataba del más dogmático, pero en un arrojo de pragmatismo y autorevisionismo histórico, se sumó al frente que promete destronar al peronismo y gobernar Santa Fe.

No fue sin ruidos internos y con convencimiento que llevó su tiempo de maduración. Sentarse en la misma mesa que el PRO, con quien se opuso durante gran parte del mandato de Miguel Lifschitz, o con el espacio evangelista, antiderechos si los hay, no es simple de asimilar. No niegan las diferencias, al contrario, las dejan marcadas por las dudas. Lo cierto es que la decisión se masticó, se llevó de a poco y se maquilló un poco también.

El diputado y presidente del bloque socialista Joaquín Blanco argumentó: “El socialismo, como marca su historia, está en un frente electoral que permita ser opción superadora y de gobierno. El socialismo no es testimonial, somos partido de gobierno y es necesario juntarse con diferentes espacios”.

Incluso, ante el aniversario de la muerte de Guillermo Estévez Boero, el Partido Socialista lo recordó con una frase del histórico dirigente del espacio que bien podría ajustarse a la justificación del ingreso del frente de frentes. “Hoy tenemos que ir a la propuesta de la concertación. Y gana el que imagina, respetando sus valores -aclara-, pero que imagina un nivel superior de concertación a la confrontación existente en este momento. La solución nace del diálogo, del consenso”, se escucha en el audio.

“La solución” es en este caso, para el frente de frentes, la derrota del peronismo. Explican que no sólo se unen por el mal gobierno de Omar Perotti sino porque entienden que cuatro años más de este color político sería desastroso para la sociedad. Peor la enfermedad que el remedio.  

Pero vale la pena a analizar el momento político regional, no sólo local. En Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva convive con la centro derecha en su Gabinete y de hecho la tuvo que sumar para ganarle a Jair Bolsonaro. Ser flexible en semejantes escenarios polarizados es lo que exigen las oposiciones para acceder al gobierno. La comodidad de quedarse en la ideología y no acceder al gobierno para cambiar las cosas es lo que talla actualmente con sobrados ejemplos. 

Aquella frase, “El fútbol cambió, Presidente”, de Jorge D'Alesandro, el comentarista que se ha hecho viral explicando con enfado en la TV española por qué Argentina le ganó a Francia el mundial y modificó el fútbol, podría adaptarse a la política santafesina con el socialismo y explicar su ingreso al frente antiperonista. "El socialismo cambió, Presidente". Claro que explican que el cambio es sólo metodológico, no ideológico ni de valores. Se verá con las elecciones y, eventualmente, en el gobierno si finalmente fue acertada la decisión.