Por Leo Ricciardino

La Constitución de Santa Fe, esa que nunca se reformará por falta de acuerdo político y sobre todo por el temor de los senadores a que se discuta la unicameralidad, establece plazos electorales definidos para separar las elecciones provinciales de las nacionales. La idea de los convencionales del año 1962 era que el elector tenga claro para qué cargos votaba en cada oportunidad y así se mantiene hasta nuestros días.

Pero la verdad es que es tan disímil el escenario nacional del provincial que las candidaturas y resultados pueden ser bien diferentes en un escenario y en otro. Mientras que a nivel nacional Mauricio Macri dice que baja su candidatura presidencial pero mantiene a todos expectantes y le marca la cancha al radicalismo; aquí en Santa Fe no tiene con qué si no va a los comicios detrás de los radicales.

Da la impresión de que ya está bien claro que en Santa Fe conducirá algún radical el entente opositor para disputar los cargos, más allá de la suerte que tengan los macristas en alguna localidad específica. Y no es porque Santa Fe sea más progresista, al contrario, es porque el PRO nunca pudo anclar con liderazgos fuertes en este territorio en el que se desviven por Macri o Patricia Bullrich pero ni cruzan la vereda si aparecen Federico Angelini o Gabriel Chumpitaz.

Los radicales hicieron un acto multitudinario en Buenos Aires donde el gobernador Gerardo Morales prácticamente lanzó su candidatura presidencial. Pero sabe que el propio Macri a través de Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta será un hueso duro de roer. Macri está enfrentado a Larreta y le pide a sus amigos empresarios que financien la candidatura de Pato que está más lanzada que Maximiliano Pullaro en Santa Fe. Pero a nivel nacional el PRO sigue aspirando a la conducción de Juntos por el Cambio.

En el peronismo las cosas también son diferentes. El gobernador Omar Perotti no tiene reelección pero no es ni de lejos un “pato rengo” que es el rol que la mayoría del Frente de Todos quiere que asuma el presidente Alberto Fernández que mantiene un pequeño coro que a su alrededor le repite “dale que podés”.

A Perotti le podrá ir mejor o peor en su gestión pero no tiene competencia interna. Es con él o contra él a la hora de pensar el armado de cara al 2023. Las quejas que exponen las distintas líneas internas del peronismo santafesino son más estratégicas que otra cosa y están pensadas para dejar de lado el lastre que genera toda gestión con su desgaste.

En el Frente de Todos local las cosas están más claras porque los partidos ya se jugaron. El gobernador le ganó a María Eugenia Bielsa primero y a Agustín Rossi después. Si hay alguien que sabe esto de memoria es la vicepresidenta Cristina Kirchner que estuvo al lado de Perotti ambas ocasiones.