Lo dijo la vicepresidenta Cristina Kirchner el viernes en su clase magistral en Rio Negro. La política se acostumbró a administrar la miseria y los dirigentes ni al escarmiento ya le temen. Las fuerzas políticas perdieron su capacidad transformadora -las que realmente tenían vocación- y en el camino se perdió la función clave del dirigente. Aquel que veía más allá, lo que venía, se anticipaba y trazaba un camino para conducir a la gente hacia sus sueños. No lo dijo así, pero se entendió y los que la interpretaron después completaron la idea. ¿No es claro que es lo que sucede más allá de simpatías y antipatías?

No es para alimentar la antipolítica que, se sabe, todo lo empeora y engorda fiascos como el de Javier Milei o Amalia Granata; pero son demasiadas las selfies, las fotos de gente en los barrios como decorados y las rondas de mates con los vecinos transmitidas por tik tok cuando se acercan las elecciones o como única manera de relación con un pueblo que es cada vez más lejano. Como pasó con la violencia narco en Rosario, hay un fondo que se ha tocado y queda poco espacio para la improvisación y la comodidad.

La vicepresidenta habló también de Rosario y dijo que detrás de la represión al delito debe venir la recuperación del territorio “que es la recuperación del rol del Estado”. El senador nacional Marcelo Lewandowski apuntó esta semana a “los que estuvieron treinta años gobernando la ciudad” y a los que “junto con algunos sectores del peronismo” bloquearon investigaciones clave como la que los fiscales tejieron en torno al senador provincial “(Armando) Traferri al que se negaron a quitarle los fueros”, apuntó el legislador nacional. Aquella trama a la que el polémico ex ministro de Seguridad de la provincia, Marcelo Sain, denominó “el partido santafesino que gobierna la provincia”.

Estos días, elementos del hampa con y sin uniforme probaron a las fuerzas federales apostadas en Empalme Graneros. A pocas cuadras de donde cayó muerto por una balacera el chico Maximiliano Jerez de 11 años en Los Pumitas, desde una moto balearon el portón de una distribuidora de garrafas en el barrio más saturado de policías y federales. Nadie lo vio venir ni pudo pararlo.

A los que esperan además refuerzos para la justicia federal de Rosario, deberán conformarse con algunos nombramientos que sin objeto determinado de persecución penal, no tendrán grandes resultados. La verdadera reforma judicial a través de los cambios en el proceso penal -como el que completó Santa Fe hace una década- espera desde hace nueve años en el Congreso de la Nación.

No se trata de abandonar la política sino todo lo contrario, hay que profundizar el trabajo que todos dicen hacer pero que evidentemente no alcanza. Como dijo Cristina Kirchner recuperar territorio es recuperar el rol del estado que es el gran perdedor de esta contienda. El problema es acostumbrarse a ese resultado.