Por César Malato, militante político y dirigente asociativista. Santa Fe.

  • Difícil tratar de relatar coherencia y sensatez, cuando la realidad no la tiene. A la brutal devaluación de nuestra moneda y con ella nuestros ingresos, se suman los aumentos indiscriminados de los alimentos, remedios, combustibles, fletes, tarifas, medicinas; todo en sintonía como una “orquesta de la perversión”. Fuertes. Bien fuertes con los más débiles. Mientras, abajo sigue la duda sobre si “hay que darle tiempo” o echarlo mañana. Muchas dudas.
  • Salido de la caverna de la Guerra Fría, de corbata y con peluca algo desordenada –pero con el marketing y el photoshop intactos- carpeta en mano, aparece en el Foro de Davos en donde al transcurrir de sus dichos en pocos minutos, reina el estupor, los escalofríos, en una intervención que es propia de esa caverna de la cual lo sacaron: la cultura de ese mundo bipolar permanece intacta en ese joven hombre. Sería solo llamativo si es un conferencista más. Es un Presidente. Y es el Presidente de Argentina. Otra vez: ¡desconcierto y vergüenza ajena!
  • Acá abajo, nosotros, las mayorías, almas de a pie, poco tiempo tenemos de analizar sus palabras. Menos tratar de comprender de que habla. Está más que visto que es un mundo que habitan pocos. Seres raros. Algo enajenados. Como en un escenario de supuestos comunistas- socialistas- zurdos de mierda- y otros epítetos feos de reproducir, que hacen mas triste y desconcertante el relato y el clima en estas Pampas. Se frotan las manos y se iluminan los ojos de los conspiradores (y conspiradoras). Siempre por aquí cuando se producen estos experimentos hay oportunidades. Hay almas malas también ahí. Imaginan futuros que tampoco son nada venturosos para nosotros: mayor supresión de derechos. Mas concentración de las economías. Más exclusión y menos federalismo. Y todo el cóctel cierra con represión. Quién se oponga, palos y otras cosas peores.
  • Era de imaginar que la motosierra no era para “la casta”. Es más: con toda la intención - y el arte de la consiente manipulación- confundió a enormes sectores de nuestras  Pampas, de que “la casta” eran varias cosas a la vez: los políticos, los sindicalistas, las feministas, las militancias de derechos humanos, los periodistas ensobrados, los empresarios prebendarios. “Todos coimeros”. (Todos “zurdos- colectivistas- socialistas”? ). Se cayeron los velos muy rápido. Bien fuertes con los débiles.  “La casta” somos todos: los que vivimos de ingresos fijos, nos generamos con nuestro laburo nuestros ingresos, producimos conocimientos, damos clases y creamos cultura, producimos o comercializamos algo, creamos valores agregados, hacemos deportes, integramos los mutualismos y cooperativismos, creemos en el respeto por las diferencias y le damos un supremo valor a la Democracia.
  • El 24 se van comenzar a manifestar los dolores y padecimientos de este brutal e indiscriminado “ajuste libertario”. Las caras de los ajustadores, sumados siempre a las loas del Club de la Deuda, son las mismas. Viejos conocidos de todos los pelajes que desempolvan o sacan lustres a sus remanidas y tristes teorías –rancias de tanto fracasar- siempre, siempre, fuertes con los más débiles, y débiles con los más fuertes. Renegadores seriales del Estado usando al Estado y los presupuestos públicos para llenarse los bolsillos. Al final – si es que esto es algo del final- “la casta” eran ellos. Pregunta retórica del periodismo “progre”: “Hasta cuando aguanta nuestro Pueblo tanto ajuste? Hasta que digamos basta los ajustados!
  • El “hasta cuando?” se empieza a medir el 24. Nos vemos en el Congreso.