Por Leo Ricciardino

La torpeza política de Matías Kulfas puso en peligro lo que el gobierno había conseguido en Tecnópolis, en el acto por los 100 años de YPF. Alberto Fernández y Cristina Kirchner habían seleccionado con mucho cuidado la efeméride para verse cara a cara después de unos gélidos 90 días sin contacto. Todo iba bien y hasta era de esperar que la vicepresidenta hiciera una de más como de hecho lo hizo con el tema de la lapicera (“te pido que la uses Alberto”).

El empresario Paolo Rocca de Techint quedó involuntariamente en medio del fuego cruzado que terminó con la vida (ministerial) de Kulfas en Producción y Desarrollo). El faccionalismo en la interna del Frente de Todos encontró un límite está vez y fue el presidente el que lo puso al
aceptar la renuncia de uno de sus ministros preferidos que deslizó (él o su equipo) desde sus oficinas que los funcionarios de Cristina habían usado mal la lapicera haciendo una licitación a medida de Techint para las obras del gasoducto Néstor Kirchner.

Antes, en su discurso en Tecnópolis Cristina había marcado claramente el límite a la multinacional que le pide dólares baratos al gobierno para comprar chapa en Brasil a una empresa de su propiedad y luego traerla a Argentina para fabricar los tubos. “Que hagan la chapa acá”, pidió la vicepresidenta. De hecho, el ministro de Economía Martín Guzmán entregará en los próximos días unos 240 millones de dólares de los 550 millones que demanda Techint para traer la chapa laminada de su planta de Brasil.

La compañía con sede en Luxemburgo es la proveedora de los caños para la construcción de los más de 500 kilómetros del gasoducto con el cual el gobierno espera incrementar la
producción en Vaca Muerta y aumentar la capacidad del sistema de transporte de gas natural en un 25%. 

Con todo, ya el hecho de que un presidente y su vice citen a la politóloga y filósofa francesa Chantal Mouffé, es una distinción dentro de la clase política argentina. Ella le regaló hace años a él el libro En torno a lo político donde la autora señala que “la principal experiencia de los individuos en la actualidad es la propia destrucción de las condiciones de solidaridad colectiva”. Y descree que la globalización y la universalización de la democracia liberal estén anticipando la consecución de un mundo cosmopolita pacificado, próspero y de plena vigencia de los derechos humanos. Y lo dijo hace ya varios años.

La rápida y drástica decisión del presidente obturó de inmediato que la sangre llegue al río, aún a costa de perder un ministro de confianza y cederle el alfil a los adversarios internos. Si Kulfas y sus muchachos hubieran tenido la paciencia que tuvo y tiene su reemplazante Daniel Scioli, otro hubiese sido el destino. Además, el percance le devuelve la centralidad política al ex embajador en Brasil que no oculta ni archiva sus expectativas.

De todas maneras, la última encuesta de Zuban Córdoba & Asociados a la que accedió RosarioPlus marca que el Frente de Todos tiene poco tiempo para conseguir resultados palpables para la gente. El gobierno tiene una desaprobación del 59,5% y el 71,8% cree que la gestión va en una dirección equivocada. Pero, las porciones son casi idénticas cuando se
consulta sobre el futuro: el 34,3% vería con agrado que un frente nuevo ganara las elecciones del año próximo, mientras que un 30,6% prefiere que siga gobernando el peronismo y un 31,2% apuesta a un regreso de Juntos por el Cambio.

Lo que sí, el 58,8% preferiría para el futuro políticas económicas de shock impuestas por el gobierno a toda la sociedad y sólo el 33% opta por el gradualismo y el consenso entre todos los sectores para tomar decisiones.

Condena y advertencias

En tanto en Rosario, la condena a prisión perpetua del capo narco Esteban Alvarado, no sólo distingue la tarea de los fiscales que construyeron la causa pedacito por pedacito; sino que también incomodó a todo el poder. Matías Edery y Luis Schiappa Pietra se encargaron de
dejar en claro que el crecimiento de una banda del tamaño y la operatividad como la que construyó Alvarado, demanda tiempo y connivencia o por lo menos inacción, de todos los poderes. Y allí se señala a la política, a la justicia y a las fuerzas de seguridad.

En los interminables días de audiencias en el marco de este juicio, quedó en claro que un juez federal negó los instrumentos necesarios para que se investigue a la banda hace 9 años atrás. O peor aún, como dijo el ex ministro Marcelo Sain respecto de la actuación del juez federal Marcelo Bailaque: “engordó la causa contra Alvarado y cuando estaba a punto caramelo para tumbar a la banda, mató las investigaciones”.