La investigación se inició a raíz de una denuncia radicada por la expareja del agresor cuando terminaron la relación de pareja que mantenían. Los sucesos fueron cometidos en la ciudad de Santa Fe entre 2006 y 2012, y las cuatro víctimas son menores de edad. 

Alejandra Del Río Ayala, fiscal del caso, explicó que en el marco de la investgación, tanto las hijas como los hijos del condenado fueron entrevistados en cámara Gesell y "brindaron testimonios contundentes de los graves daños ocasionados por el abusador”. La fiscal agregó que el relato de las víctimas, "sumado a otras importantes evidencias que fueron recolectadas, permitieron avanzar firmemente en la investigación y llegar a esta condena, luego de que el abusador reconoció que fue el autor de los ilícitos”.

Durante años

Los abusos ocurrieron en un contexto de violencia de género que el condenado ejerció durante años en contra de todas las personas que vivían con él. Las víctimas pudieron contar lo ocurrido una vez que su padre y su madre terminaron la relación de pareja que mantenían; la investigación se inició a raíz de una denuncia radicada por la expareja del agresor.

Los hechos delictivos fueron cometidos en reiteradas oportunidades en diferentes viviendas en las que residió todo el grupo familiar del que formaban parte las cuatro víctimas y el abusador. Del Río Ayala remarcó que “el hombre atentó contra la integridad sexual de sus hijas y de sus hijos en situaciones en las que se quedaron a solas y las víctimas no tenían posibilidad de defenderse”.

Dos de las víctimas fueron atacadas en la época en la que iban al jardín de infantes, mientras que las otras dos comenzaron a ser vulneradas mientras cursaban la escuela primaria. En tal sentido, la fiscal sostuvo que los ilícitos tuvieron entidad suficiente para interferir en el libre y progresivo desarrollo sexual de las niñas y de los niños agredidos.