La Corte Suprema de Justicia de la Nación cesó hoy en sus funciones a la jueza de la Cámara Federal de Casación Penal Ana María Figueroa, quien en agosto pasado cumplió 75 años y aún no había conseguido acuerdo del Senado para permanecer en su cargo por cinco años más, tal como lo exige la Constitución Nacional.

La decisión fue adoptada por unanimidad y notificada al Consejo de la Magistratura de la Nación "a fin de que adopte las medidas que estime necesarias" y a la Cámara Federal de Casación Penal, según surge de la resolución.

"La Dra. Figueroa ha perdido la investidura judicial el 9 de agosto pasado, día en que cumplió setenta y cinco (75) años de edad sin haber obtenido un nuevo nombramiento con el correspondiente acuerdo del Senado", sostuvieron los jueces del máximo tribunal.

En la resolución de cinco páginas, la Corte recordó que tras la reforma de 1994 el artículo 99 -inciso cuarto, tercer párrafo- de la Constitución Nacional prevé que "un nuevo nombramiento precedido de igual acuerdo (del Senado) será necesario para mantener en el cargo" a cualquier juez "una vez que cumpla la edad de 75 años".

La norma agrega que "todos los nombramientos de magistrados" cuya edad sea 75 años o mayor "se harán por cinco años, y podrán ser repetidos indefinidamente, por el mismo trámite".

La resolución fue firmada en forma digital por el presidente de la Corte, Horacio Rosatti; el vice, Carlos Rosenkrantz, y los ministros Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti.

Los jueces de Casación se enteraron de la decisión del máximo tribunal durante el cuarto intermedio de la reunión plenaria que estaban desarrollando justamente para definir la situación de la hasta ese entonces presidenta del tribunal.

Figueroa cumplió los 75 años el 9 de agosto pasado y desde entonces se encontraba a la espera de que el Senado diera tratamiento a su pliego que ya había tenido dictamen positivo de la Comisión de Acuerdos de esa Cámara.

Para evitar realizar actos que pudieran ser nulificados en el futuro, desde entonces la magistrada había decidido delegar la firma de la presidencia del tribunal en el vicepresidente primero, Mariano Borinsky, y había dejado firmados todos los votos que le quedaban pendientes en causas en las que estaba llamada a intervenir.

Entre esos votos, en la caja fuerte de la vocalía 10 de la Cámara de Casación había dejado aquellos vinculados a las causas Hotesur-Los Sauces y Memorándum con Irán: se trata de expedientes en los que los tribunales orales respectivos sobreseyeron a todos los imputados sin necesidad de realizar el juicio, pero esas decisiones fueron apeladas.

Serán ahora los jueces de la sala primera de Casación, Daniel Petrone y Diego Barroetaveña quienes tendrán en sus manos el fututo de esos expedientes en los que estaba imputada la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Si logran compatibilidad en sus posiciones y en sus argumentos, no necesitarán de un tercer juez.

Durante la reunión de Casación de hoy se estaba evaluando qué tipo de licencia podía tomar la jueza, a la espera de que el Senado trate su pliego y defina si le daba acuerdo o no para permanecer en el cargo, pero es debate ya resulta abstracto por la decisión de la Corte.

En la primera parte de la reunión, que transcurrió ayer y pasó a cuarto intermedio hasta hoy, la magistrada había adelantado que estaba dispuesta a pedir licencia hasta fin de mes para darle tiempo a la Cámara alta y que renunciaría a su intención de permanecer en el cargo si transcurrido ese plazo no se había resuelto su situación.

En cada oportunidad en la que se debatió el tema la jueza resaltó que el suyo no era un caso excepcional: contaba con antecedentes como los de Luis Alberto Imas, del Tribunal Oral en lo Penal Económico 3 de CABA, y el de Silvia Mora, jueza del Tribunal en lo Criminal y Correccional 10 de CABA, quienes lograron acuerdo del Senado meses después de haber cumplido los 75 años.

Cerca de las 15 de hoy se abrieron las puertas de la Sala de Acuerdos del primer piso de los tribunales federales de Comodoro Py 2002, en el barrio porteño de Retiro, y los jueces de Casación comenzaron a salir y dispersarse con una velocidad inusual.

Alguno de ellos se detuvo ante los periodistas acreditados, entre ellos Télam, para explicar que habían decidido entrar en cuarto intermedio hasta las 16.30 para ver de qué forma se redactaría el pedido de licencia de la jueza Figueroa, de modo que quedara habilitada la posibilidad de desplazarla formalmente de la presidencia del cuerpo y de nombrar un subrogante para su vocalía.

Para eso necesitaba que pidiera una licencia extraordinaria, sin goce de sueldo, que debía ser habilitada por la Corte, porque si solicitaba una licencia para compensar los días de vacaciones que nunca tomó no podrían subrogarla.

Un grupo de jueces estaba dispuesto a correr a la magistrada sin necesidad de que pidiera una licencia: citarían el artículo de la ley de subrogancia que establece que "la integración transitoria de los tribunales inferiores de la Nación en caso de licencia, suspensión, vacancia, remoción u otro impedimento de sus jueces titulares se denomina subrogancia".

"Otro impedimento" tenían pensado invocar los jueces, al establecer que la magistrada desde el 9 de agosto no estaba ejerciendo la presidencia del cuerpo ni había firmado fallos.

La velocidad de la salida de los jueces del máximo tribunal penal del país de la Sala de Acuerdos, permitía, sin embargo, entrever que algunos, o tal vez todos, sabían que en realidad el desenlace sería otro.

Con el cese en sus funciones de la jueza Figueroa, la Casación quedará presidida por Borinsky e integrada por Daniel Petrone, Alejandro Slokar, Guillermo Yacobucci, Carlos Mahiques, Diego Barroetaveña, Javier Carbajo, Gustavo Hornos, Ángela Ledesma y Juan Carlos Gemignani (los últimos dos de licencia).

Con la de Figueroa, ya suman tres las vacantes en el máximo tribunal penal del país generadas tras las jubilaciones de Liliana Catucci y Eduardo Riggi.

Tras la reunión de acuerdo de esta tarde, la Casación emitió un comunicado en el que informó que sus integrantes "acordaron mantener la presidencia del Cuerpo" a Borinsky y dejar las vicepresidencias en manos de Petrone (la primera) y Barroetaveña (la segunda).

"Asimismo se dispuso practicar sorteo a fin de integrar las vocalías número 4 (por la licencia extraordinaria de Gemignani) y 10 (que dejó Figueroa), resultando desinsaculados (elegidos) los doctores Gustavo M. Hornos y Alejandro W. Slokar, respectivamente".