Dianela Pagura, Jesica Peñalva y Eliana Peñalva son primas. En 2012, comenzaron a fabricar juntas accesorios como un hobby. Iniciaron con aros, cuando la moda imponía los diseños repletos de hilos, telas, flecos. Decidieron venderlos y ahorrar dinero para viajar. Luego, esa idea fue tomando más forma y se prolongó en el tiempo. A la iniciativa la llamaron Tríada y así iniciaron un camino que ya lleva más de 10 años en Santa Fe. 

“Había una de mis primas, Eli, que ya creaba sola y nosotros nos sumamos”, explicó Diane. Los primeros años fueron de adaptación. A los aros le sumaron collares y pulseras. El gran crecimiento de su empresa fue luego de participar de la primera Feria Diseña Santa Fe. “En 2015 participamos de la primera y fue el momento en que nos pudimos formalizar como emprendimiento”, indicó. “Fue encontrarnos de lleno con la respuesta masiva de la gente a nuestros  producto", agregó Jesica “Chechu”. 

Lo que había empezado como la venta a familiares, amigos y clientes en ferias americanas, de repente se transformaba en algo más grande y el emprendimiento debía crecer para estar a la medida de las repercusiones. De a poco, las primas fueron agregando más productos a su catálogo y hoy ya tienen una gran variedad de diseños y accesorios. “Tenemos aros, collares, pulceras, algunos objetos de decoración y hasta escarapelas”, contaron. “En la pandemia sumamos decoraciones para las velas que una vez que se termina, se pueden usar como colgantes o pulseras”, detallaron. 

Ambas primas señalaron que lo que más valor le da a su marca es que muy pocos modelos son iguales y, aunque sean realizados en serie, cada uno es hecho por ellas. Una de ellas, Eli, es la que se encarga en mayor parte de los diseños, aunque todas aportan a la creación. “Eli estudió diseño entonces la tiene más clara, a veces dibuja el diseño y en otras ocasiones lo hace, nosotras lo hacemos igual o cambiamos algunas cosas”, explicó Diane. 

En estos casi 11 años Tríada se fue expandiendo y, con la pandemia, implementó aún más la venta online. Tienen clientas de toda la provincia y de otras también. “Hay muchos pedidos de Buenos Aires, tanto mayoristas como clientas particulares”, aclaró Chechu. 

Ahora trabajan en un taller ubicado en San Martín 3067 que también es showroom, a donde las clientas pueden ir a retirar sus productor o verlos. La idea, señalaron, es incrementar y potenciar los canales de venta online. 

Con el tiempo, las emprendedoras también pudieron capacitarse, participar de laboratorios, conocer a otros colegas e incluso viajar por su empresa. Sin embargo, las tres dedican parte de su tiempo en Tríada ya que tienen otras profesiones. “Algunas cosas las pudimos ir tercerizando para crecer”, dijo Diana y Chechu explicó que “el techo de su emprendimiento es el tiempo”. 

Tanto Diane como Chechu, destacaron que su empresa comenzó siendo una idea sencilla y fue creciendo con esfuerzo, dedicación y amor, pero señalaron que ninguna pensó en dedicarse completamente a Tríada porque tienen sus profesiones. “Yo soy contadora y también me gusta llevar adelante y crecer en esa profesión, no la podría dejar”, advirtió Diane. “Estamos siempre mutando y adaptando el emprendimiento a nuestras vidas personales, dos también son madres”, añadió Chechu. 

Pero Tríada en sus vidas significa demasiado. “Yo siempre digo que es mi cable a tierra, yo llego acá y me pongo con las telas, los cordones, salgo de mi zona de confort y me pongo a crear”, describió Diana. Para la mujer, dedicarle tiempo a Tríada es regalarselo a ella misma. Señaló que es una satisfacción sentir que uno tiene algo que es suyo y que construyó con sus decisiones. “Es el lugar al que siempre quiero llegar, a compartir con mis primas, a tomarme unos mates y ponernos al día”, indicó. 

Así, con el tiempo que les permitían sus profesiones y sus familias, las primas pudieron sostener a Tríada a lo largo de 11 años, cada una con distintos proyectos, pero uniéndose de a ratos y creando algo verdaderamente suyo y, por lo tanto, único. 

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