Gustavo Schnidrig

En el norte de la ciudad y a poco más de 30 cuadras de bulevar se observa una recurrente procesión nocturna que se repite cada verano. No se realiza en favor de ídolo alguno, sino en busca de un elemento incoloro, inodoro e insípido que por estos días escasea.

Cientos de familias que aprovechan la calma de la madrugada para acceder al vital elemento, invocando la presión de una canilla que en cuestión de horas, al despuntar el sol y la actividad habitual de cada día, desaparecerá.

La escasez de agua es impresionante. Te levantás a las 9 y ya no sale más. Se dificulta hasta para hacer lo esencial, que es cocinar. A la tarde no podemos bañarnos directamente, para no quedarnos sin agua—, dice Romina Alderete, vecina de barrio Loyola.

Es que allí, como en buena parte del cordón noroeste de la ciudad, el agua escasea desde hace más de una semana debido a las conexiones precarias de muchos vecinos y a la gran demanda del servicio, que llega con escasa o nula fuerza a las canillas más alejadas.

Un problema que las altas temperaturas de esta semana profundizó, pero que se repite de forma recurrente.

En mi casa somos 10. Tenemos una canilla, pero a las 9 ya empieza a salir con menos presión. Se deben tomar precauciones para la tarde por si se corta, porque tampoco tenemos una canilla comunitaria en el barrio para sacar —explica Romina.

La situación es similar para la familia Rolón de barrio Santo Domingo, quienes no cuentan con servicio de agua potable y debieron armarse de una conexión casera para acceder al mismo.

Tenemos un enganche que hicimos entre todos los vecinos. Pero de acá a la calle hay 4 o 5 casas y acá apenas llega. Por eso tenemos que hacer 4 o 5 cuadras cada día para cargar baldes. Somos muchas familias en la misma situación. A veces tenemos suerte y vamos a la casa de un vecino que tiene bombeador, cuenta Yamila Rolón.

Ambas situaciones son representativas de lo vivido cada año en los 59 barrios populares registrados por el Renabap. Según sus últimas encuestas, 41 de esos distritos cuentan con conexiones irregulares, nueve se abastecen a través de una bomba de agua, dos a través de un camión cisterna y solo siete barrios cuentan con conexión regular, lo cual no garantiza (ni mucho menos) el normal funcionamiento del servicio.

“Entre Santo Domingo y Las Lomas somos más de 150 familias que padecemos la misma situación”, asegura Yamila.

Y agrega: “La manguera que tenemos viene conectada de Camino Viejo a Esperanza y llega hasta acá muchas veces sin presión. Por eso a la noche cargamos baldes y botellas para lavar y el consumo diario".

—Sucede en todos los barrios de la zona norte como Los Troncos, Loyola Sur y Norte o Santo Domingo. Todos estamos así, añade RominaPor eso, si se cuenta con baldes o botellas, se debe aprovechar la madrugada, porque recién a las 3 de la mañana empieza a salir con buena presión y solo hasta las 9. Después se debe enfrentar la tarde y el calor sin agua.

—¿Intentaron hacer un reclamo?¿Qué les dicen?

—Sí, desde hace años nos organizamos con los vecinos para tener agua, pero también luz y los demás servicios —dice Romina—. Hubo muchos reclamos en la Estación Loyola. El reclamo siempre está, pero no pasa nada.

—¿Ven alguna solución posible en el corto plazo?

Lo vemos complicado, porque no escuchan. Uno puede quejarse, incluso entre varios vecinos, pero no escuchan. Pasa en casi todos los barrios de la zona norte. Debería ponerse el foco en esto.

Voces oficiales

En abril de 2021, el presidente Alberto Fernández le comunicó al intendente de Santa Fe, Emilio Jaton, durante un acto público en Rosario, que Nación estaba "en deuda con mejorar la planta potabilizadora" de nuestra ciudad.

"Sabemos que Santa Fe lo necesita", fue la expresión del primer mandatario sobre un proyecto que permitiría ampliar la capacidad de distribución en un 75%, y que desde el Ejecutivo local ponderan como fundamental para mejorar el volumen y la presión de agua para todos los barrios del norte en el mediano plazo.

Dicha obra ya comenzó, financiada por Nación y a cargo de Aguas Santafesinas, con el objetivo de renovar un sistema que llegó al máximo de su capacidad muy rápido y no fue capaz de garantizar el servicio en una semana de las más calurosas que se tengan registro.

Su plazo de ejecución es de dos años, gracias a una inversión nacional que supera los 5 mil millones de pesos: “Incluyen la construcción de una nueva toma de captación de agua cruda sobre el Río Santa Fe, un acueducto de 850 m, un nuevo módulo de potabilización con capacidad para tratar 6.250 m3/h, y un laboratorio, que permitirá optimizar la calidad del agua y la eficiencia del proceso”, explicaron desde Nación.

Mientras tanto, desde Assa señalan la necesidad de hacer un “uso responsable y solidario” del agua para que llegue con más fuerza a los puntos más alejados.

Para tener “un servicio más sostenible”, aconsejan:

  • No utilizar el agua potable en actividades que pueden postergarse, en particular las que demandan importante cantidad de agua: lavado de autos y veredas; regado de jardines; programas largos de lavarropas.
  • Sólo lavar las veredas los días y horarios autorizados por la Municipalidad, en caso de existir ordenanzas al respecto.
  • Utilizar baldes o mangueras provistas de sistemas de corte (gatillo o interruptores o pulsadores) para evitar el derroche.
  • Tampoco lavar vehículos ni arrojar aguas servidas a la vía pública.
  • No debemos dejar que el agua corra innecesariamente al lavar los platos, al lavarse los dientes o al bañarse: una ducha de 10 minutos consume 80 litros de agua.
  • Controlar las pérdidas en canillas, tanques de agua y otras instalaciones.
  • No están permitidas las bombas “chupadoras” conectadas en forma directa a la red, que causan riesgos y perjuicios directamente a las cañerías de sus instalaciones internas y de sus vecinos.