Un hombre de 48 años fue asesinado a puñaladas y enterrado en el patio de una casa humilde de la ciudad de San José del Rincón, donde vivía junto a un amigo que, con cortes y golpes en el rostro y la cabeza propios de una pelea, se entregó por el ataque y quedó detenido.

“Yo no lo quise matar”, les dijo a sus seis hijos antes de ser apresado por el crimen de Sebastián Edgardo Lillini, cuyo cuerpo con varias heridas de arma blanca se encontró a medio cubrir por la tierra, según publicó La Capital.

También consignó que se encontraba "al lado de un horno de barro que el acusado usaba para hornear pan y empanadas que vendía en el barrio".

El crimen ocurrió en algún momento de la tarde del domingo pero recién se conoció cuando el acusado tomó el teléfono y se comunicó con el 911 para autoincriminarse.

Fuentes del caso indicaron que la llamada ingresó a la 1.54 del lunes y que con mucha dificultad, según sus palabras agobiado por el remordimiento, el dueño de casa contó lo que había sucedido.