César Malato forma parte de una "generación emergente" que milita el peronismo desde hace más de 40 años, es decir, desde poquito antes del retorno de la democracia. Por aquel entonces muchos despuntaban sus primeras inquietudes políticas (por caso, César tenía 14 años), y se criaron bajo una concepción del justicialismo que resignficó sus banderas históricas bajo los conceptos de memoria, verdad y justicia.

“Somos los nostálgicos del 2023”, dice medio en broma, pero más en serio, sobre la convicción de que les llegó el momento de multiplicar sus voces en los espacios de debate y decisión política. "Para que las ideas de independencia económica, justicia social y soberanía política no queden relegadas (incluso resignificadas) por conceptos de derechas como el de la meritocracia”, se explica.

“Hoy el sentido común es de derecha y no sirve de mucho seguir levantando nuestras banderas solo internamente o entre círculos académicos”, agrega a modo de reflexión sobre el presente histórico. Y agrega: ”Debemos reflejarlas en políticas concretas que hacen a la vida cotidiana de cada santafesino y santafesina".

Por eso su espacio político, Vuelve la Militancia, que agrupa a dirigentes del mutualismo y del cooperativismo “pero también a referentes y personas de mucha experiencia en organizaciones políticas y movimientos sociales”, asumió recientemente el abierto interés "de expresar públicamente toda esa energía y reivindicación militante dentro del Frente de Todos de la provincia de Santa Fe”.

César postula además que es el peronismo, “como articulador de un gran frente nacional y provincial, quien debe ponerse de acuerdo sobre puntos básicos y abrir una confluencia de fuerzas democráticas progresistas"

“No podemos permitir que en la Argentina y en nuestra provincia gobierne la derecha”, analiza sobre la política nacional y doméstica en una nueva entrevista realizada en el living de Santa Fe Plus.

"Debemos hacer carne las banderas del peronismo para articular un gran frente nacional"

—Ya estamos en pleno 2023: ¿cómo analiza el año electoral vigente?

Vivimos en una etapa muy difícil, tanto a nivel internacional como nacional y provincial. No solo porque como señaló el presidente Alberto Fernández, debimos atravesar algunas calamidades como el covid, que fue devastador a nivel económico, social y humano, con la pérdida de muchos seres queridos. Sino porque además recibimos los azotes de los diferentes gobiernos neoliberales que dejaron una herencia complicada y que hoy se dan el tiempo para brindar cátedra sobre cómo hay que tomar deuda.

En mi caso, tengo una formación política-militante desde los 14 años. Una cuenta abultada, si se piensa en la edad del peronismo como fuerza política. Es un camino que transité junto a compañeros con los que hoy nos encontramos agrupados bajo un espacio llamado Vuelve la Militancia, que tiene la impronta de la Generación Emergente de la que alguna vez hablamos conformado por quienes venimos militando en la ciudad desde hace 40 años, con la vuelta de la democracia, e incluso desde un poco antes si se piensa en las primeras marchas de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo cuando empezaron a ser liberados las y los primeros presos políticos.

Somos una generación conformada por personas que hoy tenemos entre 50 y 55 años y que vemos con mucha preocupación el presente, sobre todo en cómo se pierden algunas de nuestras luchas históricas. También creemos haber tenido pocas oportunidades de compartir nuestra experiencia y visión en espacios de decisión política.

Es por ello que estamos buscando un lugar donde expresar públicamente toda esa energía y reivindicación militante, y creemos que es dentro del Frente de Todos en la provincia de Santa Fe.

—¿Cuál es el interés por el que les interesa abonar a este espacio electoral?

Nuestro interés pasa por reafirmar y reivindicar las banderas históricas del peronimo, para hacer una reflexión sobre qué significan hacia dentro del espacio, a 71 años de su nacimiento. Pensar qué significa nuestra militancia cuando la política está tan desacreditada y cuando la sociedad suele pensar que el que hace política pertenece a una casta, sin darse cuenta de que personas como (Javier) Milei se aprovechan de una opinión de derecha que está totalmente naturalizada.

Hoy, el sentido común es de derecha y recoge un sentir de grandes sectores que sienten que la democracia, pronta a cumplir 40 años desde su retorno, no les solucionó la vida. Siempre estamos a tiro de un decreto del que venga, ya sea para empeorarnos o mejorarnos las condiciones de vida. Por eso creemos que esta lógica debe tener un tope. Debe haber una confluencia de fuerzas democráticas progresistas, de izquierdas, peronistas, que atiendan esta situación porque no podemos permitir que en la Argentina y en nuestra provincia gobierne la derecha.

—¿Por qué considera importante un armado tan amplio?

La urgencia primera es que desde la derecha no vuelvan a hacer el daño que ya hicieron. Pasamos ciclos en donde hubo creciente conflicto social, baja de salarios, mayor inflación… también una significativa pérdida de la participación en el PBI por parte de los trabajadores, de la masa de nuestro pueblo más postergado.

Todo esto se profundizó bajo gobiernos liberales, neoliberales y/o abiertamente de derechas. Por eso nadie puede decir que no se sabe qué harán (Carolina) Losada, (Maximiliano) Pullaro, (Mario) Barletta o (José) Corral en el poder. Nadie puede hacerse el desprevenido, porque lo vienen diciendo abiertamente.

Por eso desde el peronismo, como articulador de un gran frente nacional y provincial, tenemos la obligación de sentarnos a charlar y ponernos de acuerdo sobre puntos básicos. ¿Cuáles? Fundamentalmente sobre las políticas a llevar a cabo.

Por ejemplo: ¿qué significan hoy y en Santa Fe las tres banderas históricas del peronismo? Hay un montón de cuestiones a reflejar bajo los conceptos de justicia social, independencia económica y soberanía política, pero no sirve de mucho hacerlo internamente o en círculos académicos. Debemos reflejarlas en políticas concretas que hacen a la vida cotidiana de cada santafesino y santafesina.

Sino ocurre lo que escuché hace pocos días, en una entrevista radial, donde se le preguntaba a jóvenes del Gran Buenos Aires qué era la justicia social y respondían sobre “hacer justicia por mano propia”.

¿Por qué cree que ocurre esto?

Tristemente, porque existe una bajada poco efectiva de nuestro pensamiento hacia dentro de la población. Tenemos que hacerlo más carne. Los jóvenes deben saber que la justicia social está ligada a mejores servicios, más trabajo, sueldos dignos, educación y salud de calidad.

Lo mismo respecto de la independencia económica, para no volver a tener ciclos de endeudamiento eterno como pasó en el útlimo gobierno de (Mauricio) Macri, que tomó 100 mil millones de dólares en deuda que vamos a estar pagando durante generaciones si no la reconocemos como ilegítima.

Por último, la soberanía política está asociada a decidir las cuestiones nacionales con independencia, tanto internamente como junto a los países que conforman nuestra Patria Grande.

Es importante también para contraponerlo a la lógica tan imperante de la meritocracia, que antes le decíamos el “sálvese quien pueda” y que se fue reconfigurando para poder asociarlo al “sí se puede”.

—¿Cómo pueden traducirse esas banderas en “políticas concretas”?

—Por ejemplo, siendo firmes en la reasignación de recursos. No podemos mirar a la sociedad con un solo ojo, ni siempre para un mismo lado. El sector más humilde de nuestra población necesita que no haya más recortes de subsidios. Necesitan de un Estado cada vez más presente y que sea capaz de utilizar los planes sociales como una herramienta de ligarse con quien necesita de una ayuda para reinsertarse en la sociedad.

Para ello se necesita de un trabajo articulado con el Anses, con los ministerios de Trabajo, con los espacios de formación laboral e incluso con las escuelas y con los sectores de la salud. Es decir, no mirar al plan social como un sinónimo de "gente parasitaria", sino que debe ser reformulado hacia dentro del peronismo como una forma de justicia social y dirigir la transferencia de recursos hacia el sector que más lo necesita.

Debemos ser firmes en la defensa de estos conceptos, pero además verlos aplicado en políticas públicas concretas. Hay varios ejemplos, tanto desde programas sociales hasta políticas de empleo o de combate a la inflación.

—Sobres estos tópicos, ¿considera que hubo un avance respecto de la administración pasada?

Sin ninguna duda. Se puede señalar la recuperación del descuento en los remedios para los jubilados, una política histórica de los gobiernos de Néstor y Cristina que Macri discontinuó.

También el haber recuperado la posibilidad de que los más humildes puedan acceder a una notebook para estar más conectados al mundo.

O el solo hecho de pensar en paritarias libres, un instrumento que directamente se había cortado.

Por último puede mencionarse el gran operativo de vacunación, aún cuando el expresidente llegó a deslizar “que se mueran los que se tengan que morir”.

Entremedio tenemos un gran problema que es el de la inflación…

¿Es el principal problema que hoy padece la Argentina?

Sí, pero ligado a una falta de política. Es decir, una falta de firmeza para regular, porque la inflación aparece como la imagen más concreta de la falta de control sobre los precios. Es importante firmar un acuerdo de precios y que se cumpla.

También puede mencionarse, como ejemplo, que todos los días se confiscan cargamentos enteros de granos no declarados y que pasan de contrabando a otros países, acciones que muchas veces son realizadas por nuestros propios productores.

En la ambición de discutir todos estos temas es que desde Vuelve la Militancia aseguramos no tener un mero interés electoral, sino que intentamos poner en valor a la política como instrumento de transformación social. Por eso charlamos con todos los espacios que se postulan como candidatos hacia dentro del peronismo.

—¿Incluso con el espacio del gobernador?

El gobernador no tiene posibilidades de ser reelecto, pero sin dudas: a Omar Perotti lo conocemos desde hace 30 años y hasta trabajamos en su campaña, así que mayor demostración de contacto no puede haber.

No obstante, quiero destacar que la responsabilidad de abrir el diálogo es de quienes tienen mayores obligaciones políticas, a partir de su función. No solo en el Poder Ejecutivo, sino también de quienes ocupan espacios en la Legislatura provincial, en los concejos deliberantes o en ministerios nacionales.

—¿La presencia de Agustín Rossi en el Gabinete nacional puede favorecer este dialogo?

En la provincia hay dos grandes líneas: la de Rossi, que tiene como candidato a Leandro Busatto, y la del gobernador Perotti que actualmente impulsa a Roberto Mirabella. Fuera de eso, te diría que está el ochenta por ciento del movimiento peronista, de la militancia y de hombres y mujeres que construyen y dirigen en nombre del Frente de Todos entre municipios, concejos y diferentes espacios públicos. Mucha gente que espera que ambos sectores asuman su poder de convocatoria y sean capaces de generar reflexiones y síntesis para no volver a perder la provincia.

—Y a nivel local, ¿ve posible que el peronismo pueda recuperar la administración de nuestra ciudad?

Si no apuntamos a recuperar la capital de la provincia va a ser muy difícil seguir sosteniendo el gobierno provincial en general. Quienes piensan que alcanza con ganar Rosario, se equivoca. Además de la ciudad de Santa Fe, donde hay grandes sectores de la población postergados, también tenemos un centro-norte provincial cuyo presupuesto desequilibrado es histórico y estructural.

—¿Hay algún candidato en condiciones de dar esa pelea?

Es el problema político de la ciudad: no le encontramos la vuelta a la fórmula. Quizá se debe a que es más fácil ser diputado o candidato a gobernador que intendente. También creo que el próximo intendente debe ser una persona sub-40 o sub-50, porque es un trabajo que demanda un esfuerzo 24x7 y mucha energía. En lo personal me siento fuera de carrera porque estoy algo más grande, pero es un problema a resolver.

—¿Dónde te ves?

En el aporte y la revindicación de la política para levantar las banderas del peronismo. Me interesa demostrar que no se sale con la meritocracia o con el individualismo, sino cuando nos juntamos y construimos procesos colectivos.

Seremos los nostálgicos del 2023, pero creemos que vale la pena jugar ese partido. Si la circunstancia me llama a ocupar un espacio de responsabilidad, lo evaluaremos. Pero no hago política para eso.

—Sobre la actualidad: ¿cómo ve el debate en seguridad que se está dando a partir de las balaceras en Rosario?

—Creemos que no se trata de llenar la calle de policías, patrulleros y balas, sino que requiere de un conjunto de políticas inclusivas que apunten a la justicia social para todo un sector de la población que hoy se encuentra marginada de los servicios y del mercado de trabajo.

Pero además existe otra cuestión relacionada a las mezquindades ante este tipo de situaciones. Siempre decimos que cuando el partido se pone difícil necesitamos de los jugadores que piden la pelota y no de quienes la tiran afuera.

Por estos días vimos a Nación y Provincia tirarse la pelota, y la verdad es que necesitamos más soluciones. Sabemos que no son mágicas, sino a mediano y largo plazo, pero en algún momento debemos juntarnos todos y sin mezquindades.

—¿Cómo puede abordarse desde una perspectiva inclusiva?

—La ausencia del Estado en estos temas es una de las grandes deudas de nuestra democracia. Sorprende la falta de efectores y de políticas públicas en salud para la recuperacción en adicciones, por ejemplo. Quienes transitamos esa problemática muy de cerca sabemos lo que se sufre al acompañar la dinámica de la adicción, y que no tiene dónde evacuarse de forma digna y gratuita.

Es una cuestión de presupuesto, de plata… y de decisión política. Por eso, si se mira con un solo ojo, las soluciones quedan cortas. Se dejan por fuera a sectores enteros de la población cuyos hijos quedan al desamparo de los narcotraficantes.

Hoy estamos ante un cuello de botella y la solución no puede ser echándose culpas. La política tiene que sintetizar soluciones para la población.

—Para cerrar y sobre el sector al que representás: ¿cómo es el presente del trabajador cooperativo y mutualista?

El sector siempre está expectante. Nos jugamos mucho para no perder los derechos y beneficios adquiridos, asociados con la posibilidad de brindarles mejores servicios a nuestros asociados y ampliar la participación en el espacio público.

Lo cierto es que también renovamos expectativas con el nuevo jefe de Gabinete, porque Agustín (Rossi) entiende la economía social y siempre tuvimos un diálogo muy directo con él.