Facundo Borrego

El dato económico del año será que el 2022 dejará un 100% de inflación acumulada. No sólo es un número redondo y bestial, tiene otras aristas. En primer lugar, el 6% mensual parece que llegó para quedarse y la naturalización de semejante cifra se instaló. De hecho, en el Presupuesto 2023 se proyecta 60%, es decir, un 5% mensual, que probablemente se mueva para arriba. Toda una pauta que seguirá firme. 

Otra consecuencia de la inflación actual es que empieza a generar una brecha más grande entre los que más y menos tienen, una realidad que por obvia no debe soslayarse. Se empuja hacia los extremos y duele más. La particularidad que asoma en el último tiempo es que la clase media queda remando más que nunca en el medio del río.

Llegar a fin de mes es un desafío, pero sobre todo queda expuesta esa diferencia en el consumo de algunos bienes más o menos onerosos. La indumentaria quedó cara, pero los lujos inalcanzables. Los viajes al exterior son una pauta representativa: hay un segmento que sigue viajando por más que no haya más cuotas para paquetes turísticos, por más que un pasaje a Europa ronde los 500 mil pesos, por más que el dólar turista tenga cada vez más cepos. La clase media asalariada -salvo excepciones que luego se mencionarán- quedó al margen de esos gastos que en algún momento pudo lograr. Se dice que el peso no vale nada, sí, sólo para cierto público.

Al margen de su fondo distributivo, la cuestión es salarial. Según el informe del Mirador de la actualidad del trabajo y la economía (MATE) hecho por economistas rosarinos, el salario cayó en un pozo desde hace siete años.

“En este 2022, tercer año de gestión de Alberto Fernández, los salarios no cayeron a pesar de la elevada inflación, tampoco recuperaron nada de lo perdido en los 4 años de Macri y en los dos primeros del gobierno del Frente de Todos. Si se hubiera mantenido el poder adquisitivo de 2015, cada trabajador ganaría más de $40.000 extras cada mes”, explica. En otras palabras, hoy el salario promedio en bruto registrado privado es 40 mil pesos más bajo que en 2015. 

Hay una pregunta en esa aseveración del informe respecto a que este año los salarios no cayeron en comparación con la inflación: ¿Cuánto aguanta y quiénes pueden ganarle la pulseada a la inflación con la paritaria? Según Sergio Arelovich, uno de los economistas del informe, la particularidad es que “primero aumentan los precios, después se compensa”. "Se reduce el reclamo, en el mejor de los casos, al sostenimiento salarial", dijo en Sí 98.9.

Allí talla la otra brecha salarial que empujan la de convenios altos bancados por sindicatos con poder de fuego en actividades con excedentes. Hay un club de gremios que lograron romper los techos y jerarquizar los ingresos. Bancarios, camioneros, más varias actividades puntuales como neumáticos, seguro y aceiteros pican en punta en los básicos por arriba de los 200 mil pesos cuando el Salario Mínimo Vital y Móvil está en $54.550, lejísimos de la canasta básica. 

El Presidente tocó el tema en su discurso en el Coloquio IDEA, frente al círculo empresario nacional. "Bajando la inflación, vamos a poder garantizar una mejor distribución del ingreso, que los salarios no se diluyan, y una sociedad con mejores ingresos. Eso es tanto como una sociedad igualitaria", teorizó. La cuestión de fondo parece ser que la brecha no se convierta en grieta.